
Desde hace ya bastante tiempo encuentro una conexión directa entre la física cuántica (lo poco que puedo conocer y entender) y la filosofía del yoga y el budismo. Sin embargo, nunca me animé a decirlo en voz alta. Hasta que encontré este libro de Carlo Rovelli: Helgoland.
El texto ofrece un panorama profundo de la mecánica cuántica, comenzando con la génesis de la teoría gracias a Werner Heisenberg en 1925 en la isla de Helgoland, inspirada en las ideas empiristas de Ernst Mach que se centran en “lo observable” y recorre la génesis de los descubrimientos -y sus autores- que dieron forma a la teoría cuántica.
Carlo Rovelli, escribe de manera amena, haciendo “fácil de entender” lo complejo. Aunque no hay una sola línea del libro que no haya que pensarla y, para internalizarla, leerla más de una vez. Comprender lo cuántico implica el esfuerzo de salirse del pensamiento tradicional y abrirse a una nueva manera de ver el mundo. Aceptando que nada es lo que parece.
Y estamos hablando de la base de lo que da vida a nuestro mundo tecnológico actual. Y lo que lo potenciará aún mas: la computación cuántica.
En su libro Rovelli expone la interpretación relacional de la mecánica cuántica, -es decir la premisa de que la teoría no describe cómo los objetos cuánticos se manifiestan a un observador especial, sino cómo cualquier objeto físico se manifiesta a cualquier otro objeto físico-. O sea, los objetos no tienen propiedades por sí mismos, sino que sus propiedades son relativas al objeto que lo observa y al que lo mide.
El núcleo de esta perspectiva es el descubrimiento de que las propiedades de cualquier cosa no son más que el modo en que esta cosa afecta a las otras, y por lo tanto, solo existen en la interacción con otras cosas.
Una consecuencia radical de esta teoría es que las propiedades de un objeto que son reales en relación con un segundo objeto no lo son necesariamente con respecto a un tercero, ya que todas las propiedades (variables) de todos los objetos son relacionales.
La realidad es concebida, entonces, como una red de relaciones cuyos nudos son los objetos. Esta es la gramática elemental y universal de la realidad física que subyace a toda interacción.
Si las propiedades de los objetos son solo relativas a sus interacciones con otros, Rovelli conecta esta visión radical de la mecánica cuántica con el pensamiento filosófico oriental de Nāgārjuna fundador de la escuela madhyamaka (camino medio) que influyó fuertemente en el desarrollo del budismo mahayana . Y que, en el siglo I y II después de Cristo, ya planteaba la idea de la vacuidad esencial de lo existente. En el libro escrito en el año 2020, Rovelli concluye finalmente que “el cosmos es interacción, y la vida es una organización de información relativa”.
Aquí, un podcast realizado por NotebookLM que resume el libro:
«La descripción no ambigua de un fenómeno incluye los objetos a los que el fenómeno se manifiesta»
Con esta frase Rovelli explica la perspectiva relacional de la mecánica cuántica, que se explica en profundidad en el capítulo V.
Naturalismo sin Sustancia Rovelli sostiene que debemos modificar nuestras perspectivas metafísicas para aceptar los descubrimientos de la física cuántica, no al revés. La intuición de Niels Bohr (que la interacción con el aparato de medición es inseparable del fenómeno cuántico) debe extenderse a toda la naturaleza.
Video explicativo realizado con la IA NotebookLm de Google
- El Aspecto Relacional: Lo que describe la teoría cuántica es: cómo una parte de la naturaleza se manifiesta a otra. Es decir: la descripción no ambigua de cualquier fenómeno requiere incluir todos los objetos involucrados en la interacción en la que el fenómeno se manifiesta.
- La Realidad como Red de Relaciones: El descubrimiento cuántico implica que las propiedades de cualquier cosa son solo el modo en que esta cosa afecta a las otras. Las propiedades de un objeto existen solo en el momento de las interacciones y pueden ser reales con respecto a un objeto, pero no con respecto a otro.
- Sin Fundamento (Nāgārjuna): Rovelli relaciona la perspectiva relacional con el pensamiento de Nāgārjuna (siglo II), cuya tesis central es que nada tiene existencia en sí misma. El concepto de “vaciedad” (śūnyatā) significa que las cosas no tienen realidad autónoma, sino que existen solo en dependencia de algo más. Esto sugiere que la búsqueda de una “sustancia última” o un “fundamento” para el mundo es una pregunta que podría carecer de sentido.
Capítulo VI: «Para la naturaleza es un problema ya resuelto»
Este capítulo explora las implicaciones de la física cuántica en problemas filosóficos importantes, como la naturaleza de la mente y el significado.
¿Materia simple? Rovelli advierte contra el uso irresponsable o “místico” del término “cuántico” en campos como la pseudomedicina. Sin embargo, el descubrimiento de los cuantos sí es relevante para comprender la naturaleza de la mente, ya que cambia nuestra concepción de la “materia simple”. Si el mundo físico se describe mejor como una red de relaciones, en lugar de partículas con propiedades definidas, la brecha con la vida mental parece menos insuperable.
¿Qué significa «significado»? Rovelli intenta anclar la noción de “significado” o “intencionalidad” (la capacidad de referirse a algo) en el mundo físico mediante la combinación de dos conceptos:
- Información Relativa (Shannon): Una medida de la correlación física entre dos variables.
- Evolución (Darwin): Permite definir la relevancia. Las estructuras persisten si son útiles para la supervivencia.
El significado surge como información relativa que es relevante (información que tiene valor para la supervivencia en sentido darwiniano). Esta noción es puramente física, pero también intencional, proporcionando el primer eslabón entre el mundo físico y el mundo mental. Dado que el mundo físico es en sí mismo una red de correlaciones (información recíproca), la intencionalidad se convierte en un caso especial biológico de la ubicuidad de las relaciones.
El mundo visto desde dentro La reformulación cuántica de la realidad sugiere que no existe una descripción del mundo desde un punto de vista externo o absoluto. Toda descripción del mundo es parcial y se elabora “en primera persona” (desde el interior, asociada a un sistema físico).
- Atenuación del Dualismo: La perspectiva relacional reduce la brecha entre fenómenos mentales y físicos, ya que ambos pueden considerarse fenómenos naturales generados por estructuras complejas de interacciones.
- Crítica a la Sustancia: La confusión en el problema mente-cuerpo proviene del uso de conceptos metafísicos incorrectos: el “yo” como entidad (en lugar de un proceso integrado) y la “materia simple” como sustancia con cualidades primarias.
El problema mente-cuerpo, por misterioso que sea para nosotros, es un “problema resuelto para la naturaleza”. El cosmos es interacción, y la vida es una organización de información relativa. Somos un “bordado delicado y complejo en la red de relaciones de las cuales, según entendemos hoy, está constituida la realidad”.
El Capítulo VII, ¿Pero es verdaderamente posible?
A modo de conclusión, Rovelli reflexiona sobre las implicaciones de la teoría cuántica en nuestra comprensión de la realidad y la percepción y señala la disolución de la solidez de la realidad que la física cuántica ha provocado.
La Visión como ‘Sueño Corregido’
Rovelli utiliza los avances recientes en neurociencia sobre el sistema de visión como una analogía fundamental para entender la naturaleza del conocimiento científico.
- El Proceso de Visión: Contrario a la intuición, la mayoría de las señales viajan del cerebro a los ojos, y no al revés. El cerebro elabora una imagen de lo que espera ver, basándose en el conocimiento previo. Solo la noticia de discrepancias entre lo que el cerebro espera y la luz que llega a los ojos es enviada de vuelta al cerebro.
- Percepción como Alucinación Confirmada: Lo que vemos no es una reproducción pasiva del exterior, sino “lo que nos esperamos corregido por lo que conseguimos captar”. Siguiendo al filósofo Hippolyte Taine, Rovelli señala que la percepción externa es un “sueño interno que logra estar en armonía con las cosas externas”, es una “alucinación confirmada”.
- La Ciencia como Corrección: El conocimiento científico opera de manera similar a la visión: la ciencia es una extensión de este proceso donde la humanidad busca discrepancias entre lo que espera y lo que obtiene del mundo, obligando a modificar la gramática conceptual de nuestros mapas mentales.
La Disolución de la Sustancia y la Red de Relaciones
La teoría cuántica es vista como un ejemplo radical de esta corrección de mapas mentales. Los descubrimientos de la física nos obligan a abandonar el prejuicio de un mundo hecho de “cosas” con propiedades absolutas.
- Realidad como Eventos y Nodos Efímeros: La mejor descripción de la realidad es formulada en términos de “sucesos que tejen una red de interacciones”. Los “entes” o cosas son solo “efímeros nodos de esta red”.
- Perspectiva y Parcialidad: Las propiedades de las cosas se determinan solo en el momento de la interacción y “solo en relación con otra cosa”. No existe un punto de vista universal o absoluto; toda visión de la realidad es parcial y depende de una perspectiva.
- El Yo como Proceso: El yo (sujeto del conocimiento) no es un ente externo o trascendente, sino una “parte de esa misma realidad”. El yo individual es, al final, “tan solo como un encrespamiento en una red de redes”.
Así, concluye que la investigación rigurosa de la física fundamental ha llevado a esta “disolución de la sustancialidad”. Aunque el mundo cuántico es fragmentado e insustancial, es la “alucinación en mejor armonía con el mundo” por el momento. A pesar del profundo sentido de misterio que permanece, la visión del mundo ofrecida por los descubrimientos cuánticos le resulta “extraordinariamente hermoso”.