
Fragmento final del informe del “Estudio exploratorio para la modelización de la Enciclopedia de Misiones”

La riqueza de la Enciclopedia (www.enciclopediademisiones.com ) reside en la libertad con que puede albergar la producción de contenidos generada por múltiples fuentes. Esto fue posible porque no es una iniciativa institucional.
No existen restricciones (salvo las del buen tino) excluidos por razones políticas, por celos institucionales o rivalidades históricas. Esta estructura abierta, que alcanza ya los 3000 documentos, puede considerarse instalada y aceptada por numerosos actores, hacedores y destinatarios.
A tal punto es así que van llegando no sólo las producciones “consagradas” sino también las “tesis” o trabajos menores de los alumnos de las diversas instituciones académicas, quienes ya no dudan de que de este modo están organizando un repositorio importante del patrimonio cultural misionero.
Esta es su impronta y el salto cualitativo que se pretende pensar, para después ver de qué modo se lleva a la práctica, debe mantener esta marca “Enciclopedia de Misiones” que ha ido enredando a sus colaboradores y usuarios sin más jerarquías que el valor de sus aportes, jerarquías que son diferentes para cada usuario conforme a sus particulares perspectivas.
En términos generales, y hasta la fecha, la Enciclopedia se ha abastecido de aportes de contenido sobre distintos aspectos de Misiones. Estos aportes fueron hechos por individuos de la comunidad, en un esfuerzo claramente cooperativo en detrimento de iniciativas colaborativas. Para distinguir ambos conceptos, se tomará a Lewis (2002) que dice:
También hay que hacer una clara distinción entre cooperación y colaboración. Estas palabras se emplean indiferentemente pero, según mi parecer, erróneamente. Hay muchos motivos para distinguirlas. Podemos pensar en un grupo de personas que realizan una tarea determinada, por ejemplo, escribir un libro. Podemos cooperar, o sea, dividir el trabajo y cada uno de nosotros escribirá un capítulo a título individual, según unas indicaciones generales sobre el contenido de cada capítulo.
Por otro lado, podemos escribir el libro juntos, realmente juntos, contribuyendo o escribiéndolo a la vez de alguna manera. Lo importante entre estas dos maneras de trabajar radica en las intenciones. En primer lugar, las intenciones de esta actividad son personales en el caso de la cooperación, pero deben ser compartidas para la colaboración. Otro aspecto importante son las expectativas, porque las expectativas de nosotros mismos y de los demás son muy distintas en un caso o en otro. Si mezclamos los dos planteamientos y no explicitamos las expectativas, podemos influir negativamente en el funcionamiento del grupo y de la actividad. La cooperación se basa en un conjunto de actores que se ponen de acuerdo para ayudarse a alcanzar los objetivos de cada uno de los integrantes.
El hecho está claro: tenemos objetivos distintos a título individual y vamos a ayudarnos a alcanzar los objetivos personales. Por otro lado, la colaboración depende de la definición del significado común de una actividad, lo que conlleva el establecimiento del objetivo común del grupo.
Este trabajo puramente cooperativo y voluntario plantea problemas cuando no existen expertos en cada área temática y sólo depende de la capacidad de administración de una sola persona, su creadora: Patricia Bertolotti. Son varias las dificultades:
- Siendo la EM un sistema relacionado, se requiere, precisamente, la observación y corrección de esas interrelaciones.
- Siendo la EM un sistema de multicontenidos, se requiere expertos para que determinen los metadatos de su organización y la pertinencia de cada contenido (en sus múltiples sentidos: históricos, de calidad, sobre el destinatario más atinado, sus relaciones, etc.=
- Siendo la EM un espacio de producción de contenidos que es consultado por distintos niveles, se requiere “traducción” para cada uno de estos lenguajes, especialmente cuando son niños y adolescentes lo que recurren a estos contenidos.
- Siendo la EM un espacio que provee recursos pedagógicos, debe haber expertos que “traduzcan” pedagógicamente los textos
- Siendo la EM un espacio multimediático (esta característica es la que más atrae a los niños) tiene que existir “traductores multimediáticos” que incluyan también el componente lúdico del aprendizaje

Pero como no hay institución detrás de esta iniciativa, es imposible que existan estas colaboraciones (ya no cooperaciones) sin que se considere algún sistema de intereses posibles de satisfacer.
Es probable que determinados grupos, sobre todo docentes, tengan interés en que se puedan producir recursos pedagógicos para sus clases (sobre todo en el nivel universitario). Como ellos también necesitan cubrir “vacíos de saber” no provistos por la institución o por sus respectivas referencias académicas, se hace necesario que estén alertas a cualquier producción (en todos los niveles de las actividades: monografías, tesinas, tesis, revistas científicas, foros etc.) y que vayan generando por si mismos un repositorio de todo este conocimiento con algunas observaciones que garanticen la calidad de este almacenamiento y puesta a disposición.
Es como armar un gran rompecabezas con piezas que no solo deben ser “redescubiertas” sino “descubiertas”.
¿Cómo podrían cubrirse estas ausencias?: mediante la transformación de distintos sectores del conocimiento y de prácticas específicas en lo que se reconoce como “Comunidades de Práctica” (CoPs) donde el interés es la pasión que los une por determinados objetivos comunes.
Más precisamente, una CoP es aquella constituida por un grupo de pares con el propósito común de trabajar conjuntamente para compartir la información, construir conocimiento, desarrollar sus pericias y resolver problemas concretos en esa línea. Las CoPs están caracterizadas por la voluntad de sus miembros de participar y generar una interacción contínua en el desarrollo del área que comprende la práctica en cuestión[1].
Cohendet y Creplet (2001) dicen que:
Los miembros de una CoP buscan esencialmente el desarrollo de sus competencias en la práctica seleccionada… mediante la construcción, el intercambio y la puesta en común de un repertorio de recursos. La identidad y autonomía son esenciales en cada miembro en la definición de sí mismos con respecto a su medio ambiente y a todos los miembros de la comunidad, lo que permite generar el ambiente para conductas compartidas.
Hildreth, P., Kimble, C & Wright, P. (1998)
Las distintas experiencias muestran que las CoPs constituyen una vía efectiva para enfrentar problemas no usuales compartiendo conocimiento más allá de los bordes de las estructuras tradicionales e interactuando desde un paradigma diferente que habilita la integración de modelos informales junto a modelos burocráticos, donde ellas pueden proveer una vía dinámica de interacción más permeable con el contexto, permitiendo así garantizar respuestas rápidas y dinámicas a éste último (Tuomi. 1999)
Las contribuciones más significativas en este campo son las de Jean Lave y Etienne Wenger (1991). Ellos describen las CoPs como grupos de personas que comparten su preocupación o pasión por algo que ellos hacen y que interactúan regularmente para aprender cómo hacerlo mejor[2].
Todo nuevo miembro aprende de un miembro veterano en un ambiente de participación en actividades relacionadas con la práctica en cuestión. En el caso del recién ingresante, su participación progresa desde la periferia hasta alcanzar la integración plena (Falivene, Silva, Gurmendi : 2003).
Continuando con la Enciclopedia, nadie más interesadas que las CoPs para gestionar conocimiento que redunde en contenidos digitales, reservorio compartido por toda la comunidad quien, además, deberá identificar metadatos, destinatarios, calidad e intervínculos.
Sin embargo, estas CoPs no parecen constituidas claramente en este medio y es difícil disparar su formación por mero voluntarismo. Debe existir un fuerte aliciente que aliente las iniciativas propias.
Es que es más allá de los voluntarismos que se consolidan los modelos y adquieren una mecánica propia. Más allá de la inmensa voluntad de Patricia Bertolotti, única administradora, la observancia y mejoramiento recíproco de contenidos requiere de procedimientos altamente naturalizados en su reproducción y seguimiento. Y esto va mucho más allá de los buenos deseos y de las horas dedicadas. Requiere de automatismos, de reconocimientos de intereses propios de cada sector y del esfuerzo conjunto.
Pero además, presiona el contexto: la realidad local. El aplastamiento histórico del valor de lo local, la no identificación de las interrelaciones de conocimientos de diversa índole, el poco valor asignado al conocimiento no formalizado como fuente de aprendizaje, hace que difícilmente pueda reconocerse colectivamente la información valiosa.
La producción de información y conocimiento producido diariamente se va escurriendo de las manos hacia los cajones, archivos y estantes llenos de polvo. Es un permanente movimiento entrópico que diluye los aportes de tesis, trabajos menores, opiniones, eventos, saberes operacionales.
Estos quedan encerrados en una individuación estática, a veces clasificados para condenarlos a permanecer ocultos en cajones y estanterías diferentes. No alcanzaron la consagración “académica” con sus engorrosos procedimientos, sus lógicas de elites burocratizadas, muchas veces, que consagran trabajos de gran empeño y larga gestación.
Y cuando salen a la luz la realidad quedó ya lejos, muchas veces, ya que perdieron la posibilidad de capturar los instantes cercanos, enredados en los tiempos muertos de su tránsito a la “consagración”.
Es probable que a nivel académico muchas de estas normas deban ser respetadas. Pero ¿qué pasa con la información que una comunidad genera? Pistas, enlaces, gérmenes cuestionadores del saber oficial; esa “literatura gris”, así llamada por los documentalistas españoles. Qué pasa, por otra parte, con el conocimiento de los artistas, artesanos, operarios, grandes genios de pequeños descubrimiento.
Para que salgan a luz y circulen mucha gente debe creer en ellos. Pero ¿de dónde sería esta gente? Son cambios muy paulatinos y desiguales pero por algún lado hay que empezar, con poca gente creyendo, con un poco más, con mucho más.
Referencias
Cohendet, Patrick; Creplet, Frederic y Dupouët, Olivier (2001) “CoPs and Epistemic Communities: A Renewed Approach of Organisational Learning within the Firm”. Ubicado el 22/11/2004 en http://www-eco.enst-bretagne.fr/Etudes_projets/RNTL/workshop1/dupouet.pdf
Falivene, Graciela; Silva, Graciela y Gurmendi, M.Lujan. (2003) “El e-learning como mecanismo articulador de procesos de gestión del conocimiento y formación continua en las organizaciones públicas. El caso del Sistema de Información Universitaria”. CLAD. Ubicado el 19/9/2004 en http://www.clad.org.ve/fulltext/0048201.pdf
Falivene, G y Kaufman, E (2005) “The potential of Communities of Practice (CoPs) in Argentina to articulate Public Organizations into networks . The Encyclopedia of Communities of Practice in Information and Knowledge Management. Coakes, E. y Clarke S. Edit. (Univ. Westminster / Hull. U.K) . Idea Group. Identificable en http://www.idea-group.com/reference/details.asp?ID=4458&v=contributors
Hildreth, P., Kimble, C & Wright, P. (1998) “Computer Mediated Communications and
Communities of Practice”. Proceedings of Ethicomp’98, March 1998, Erasmus University, The Netherlands, pp 275 – 286. http://www-users.cs.york.ac.uk/~kimble/research/EthiComp98.pdf
Lave, Jean y Wenger, Etienne (1991).: Situated Learning. Legitimate peripheral participation. New York. Cambridge University Press. “Libro Verde de la Sociedad de la Información en Brasil”. Septiembre 2000. http://www.socinfo.org.br/documentos/doc_prog.htm
Lewis, Robert (feb 2002) “Grupos de trabajo en comunidades virtuales”. Universidad de Lancaster, UK , ubicado en http://www.uoc.edu/web/esp/art/uoc/lewis0102/lewis0102.html el 8/9/2006
[1] Se recomienda la lectura de The Encyclopedia of Communities of Practice in Information and Knowledge Management (2005). Coakes, E. y Clarke S. Edit. (Univ. Westminster / Hull. U.K) . Idea Group. Identificable en http://www.idea-group.com/reference/details.asp?ID=4458&v=contributors. Allí se describen innumerables experiencias de Comunidades de Práctica. Dentro de dicha Enciclopedia encontrarán un artículo dedicado a las CoPs en el sector público argentino llamado “The potential of Communities of Practice (CoPs) in Argentina to articulate Public Organizations into networks” (Falivene y Kaufman, 2005).
[2] Ver: www.ewenger.com